Hoy en día, las personas interactúan cada vez más con la tecnología. Esta interacción se realiza a través de una gran variedad de interfaces, que pueden ir desde un panel de mandos de una central nuclear, hasta un ordenador para acceder a internet o la pantalla de un teléfono móvil. La mejora de la usabilidad de estas interfaces hombre-máquina (HMI) tiene un importante impacto social y económico. Por una parte, garantiza la integración social y la calidad de vida de las personas, al disminuir el rechazo que los usuarios puedan tener con determinadas interfaces (móviles, webs, etc.). Además, permite mejorar el rendimiento y la productividad de las empresas, en las que una importante cantidad de recursos y de tareas se relacionan con el uso de HMI. En la actualidad, las pruebas de valoración de la usabilidad de HMI se hacen sobre productos terminados y se basan principalmente en información obtenida de cuestionarios de valoración completados por usuarios potenciales tras la utilización