La crisis sanitaria experimentada por nuestro país durante la pandemia de COVID-19 del SARS ha dado lugar a una serie de medidas de emergencia, incluida la cuarentena inmediata, que han ayudado a reducir significativamente el número de infecciones y muertes. Los problemas que han surgido como un impacto de la pandemia en los ámbitos de la educación, el trabajo, el bienestar social, las infraestructuras, la transformación digital y el complejo problema de la migración, han sido gestionados de manera eficaz por los ministerios competentes conjuntamente, para que hoy podamos hablar del día siguiente. Se considera necesario reforzar los servicios de atención primaria existentes en zonas donde existe una alta concentración de migrantes y refugiados para protegerse contra la COVID-19 y la prestación de los primeros servicios sanitarios en caso de casos en las estructuras de acogida de refugiados y migrantes en la región del Peloponeso, por un lado, el personal sanitario existente que opera en este ámbito se ha visto afectado por el aumento de las necesidades de atención sanitaria y, por otro, la evolución de la pandemia y los datos epidemiológicos no nos permiten conocer el horizonte temporal para la finalización de la crisis. El examen médico (clínico y, en su caso, de laboratorio), el cribado de los presuntos casos de enfermedades infecciosas transmisibles que puedan tener consecuencias graves para la salud pública (COVID-19, malaria, sarampión, etc.) y la adopción de medidas adecuadas para su aislamiento y gestión, para los recién llegados o que ya residan en instalaciones de alojamiento para refugiados y migrantes, serán realizados por los equipos de profesionales de la salud del proyecto, en zonas debidamente diseñadas que ya estén en funcionamiento o estén a punto de estar en funcionamiento en el próximo período.