Los planes de seguridad hídrica constituyen un examen exhaustivo de la gestión de la calidad del agua desde la fuente de agua hasta el grifo del consumidor, adoptando el principio de «múltiples barreras» y centrándose en la necesidad de aplicar medidas de control en todos los eslabones de la cadena de suministro de agua. En particular, los planes de seguridad del agua garantizan: minimizar la presencia de contaminantes en el agua potable procedente de la fuente, un tratamiento adecuado del agua para que sea apta para el consumo, una distribución adecuada a las redes de agua, independientemente del tamaño de estas redes.